No sé por que... creo que hay un antes y un después. Todo empieza en los Alpes, donde sin poder alcanzar nuestro objetivo nos vemos obligados a abandonar por las malas condiciones del terreno y del tiempo. Fue todo muy duro, si me permites decirlo... lo más exigente que he hecho hasta ahora. Pero como estamos aquí para contarlo doy las gracias a la cordada que fuimos, porque hubo un buen trabajo en equipo, porque todos teníamos clara la prioridad y porque tuvimos buen aguante físico y psíquico a pesar de lo que se nos vino encima... Gracias Albert, gracias David.
Pero no acabó todo con el regreso, justo coincidió que estaba leyendo el mítico libro “El primero de la cuerda”, que por cierto te recomiendo leas. Lo pasé mal, sus palabras me arrancaban lágrimas de los ojos. Sé que no tiene comparación la nefasta situación que sucede en el libro con nuestra aventurilla en los Alpes, pero chica créeme, en esos momentos me sentí algo identificada, y aun me daba vértigo pensar por lo que pasamos. Realmente me di cuenta de lo duro que puede llegar a ser los Alpes... porque no solo afecta el grado, sino sus famosas nubes, ventiscas y descargas eléctricas.
De esto ya hace un mes y poco, pero no quiero quedarme encerrada... no sé porque, pero me siento más fuerte, más segura de mi misma y más viva, pero a veces me doy miedo a mi misma, créelo, por eso sé que también debo ser prudente, pues cualquier despiste puede acabar en tragedia...
Gracias por enseñarme tu lado más salvaje y pacífico, gracias por castigarme, gracias por seducirme... Contigo siempre, hasta donde tú me dejes.